Hace ya cerca de nueve años que Vladimir Guerrero jugó su último partido en las Grandes Ligas en la que fue una carrera repleta de éxitos y demostraciones constantes de talento natural que eventualmente lo llevaron hasta el Salón de la Fama de Cooperstown, todavía el único jugador dominicano de posición en alcanzar ese sitial.

Guerrero firmó con los Expos de Montreal por un bono de 2,500 dólares en 1993 como un prospecto que ya había sido observado y descartado por equipos como los Dodgers y los Yankees de Nueva York.

Desde su era como jugador de liga menor hasta sus inicios en Grandes Ligas, Guerrero mostró que era un jugador con un talento ilimitado. Sus condiciones naturales, brazo y velocidad por encima del promedio, acompañados de unas habilidades únicas que le permitieron batear cualquier tipo de lanzamiento.

En apenas su primera temporada con los Expos, en 1997, en apenas 90 partidos Vladimir conectó 22 dobles, 11 cuadrangulares y bateó para .302. Su reducido tiempo de acción le significó apenas un sexto puesto en las votaciones para el premio Novato del Año, pero el jardinero derecho apenas necesitó la próxima campaña para entrar al estrellato.

En 1998 Guerrero registró 38 jonrones, 37 dobles, 109 remolcadas, 108 anotadas, un promedio de bateo de .324 y un slugging de .589. A pesar de esos números, el dominicano no fue convocado para el Juego de Estrellas, pero ya había demostrado que era uno de los bateadores más peligrosos del negocio.

De ahí en adelante Guerrero tuvo un pico de carrera de unas 11 temporadas, desde 1998 hasta la campaña de 2008, en el que bateó para .325, registró un porcentaje de embasarse élite de .392, slugging de .581 y OPS+ de 150.

Su mejor temporada en cuanto a estadísticas llegó en el 2002. En ese año Guerrero jugó en 161 partidos, disparó 39 cuadrangulares, se robó 40 bases, fue líder de hits de la Liga Nacional con 206, empujó 111 carreras, anotó 106, tuvo promedio de .336 y un OPS de 1,010. Ese año registró su mayor total de bases por bolas con 84 y terminó cuarto en las votaciones para el premio Jugador Más Valioso.

El nativo de la comunidad de Don Gregorio, Nizao, ganó el MVP finalmente en la temporada del 2004, su primera con los Angelinos de Anaheim. Ese año su promedio fue de .337, el más alto que obtuvo en una campaña. También agregó 39 jonrones, 124 anotadas, 126 empujadas y 206 imparables.

Al final de su carrera, ese premio de Jugador Más Valioso fue su logro mayor, acompañado de nueve visitas al Juego de Estrellas y ocho Bates de Plata.

En el año 2018, Guerrero se convirtió en el tercer jugador dominicano en ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown y se unió a los lanzadores Juan Marichal y Pedro Martínez en ese prestigioso y reducido círculo.

Guerrero dejó además una herencia especial al béisbol con su hijo, Vladimir Guerrero Jr, quien debutó la pasada temporada con los Azulejos de Toronto y es una de las grandes promesas jóvenes del juego.