El niño de la calle Manzana G, Peatonal 17, en Villa San Carlos era conocido por ser muy inquieto. Nunca irrespetuoso, pero intranquilo. Ése es Cristian Pinales, el que comenzó de forma inestable en el boxeo y hoy es un flamante medallista olímpico.

El nativo de La Romana, provincia que ya ha dado dos medallistas olímpicos, el primero fue Pedro Julio Nolasco en Los Angeles 1984, ponía de carreras a su madre Eridania Pinales, quien además tampoco quería que fuera boxeador.

Tampoco su abuela, Rosa  Well Adames.

Pero aquí está. El niño se convirtió en un joven de 23 años, que exhibe hoy una de las cuatro medallas olímpicas que ha brindado el boxeo al país. «Agradecida de Dios. Me siento muy orgullosa de él. Ese muchachito mío era tremendo, pero hay que darle gracias a Dios», señala Eridania.

El tema con «Franklin», su apodo entre la familia, es que no paraba en la casa. Lo de él era «irse a andar» a la calle o al río y   la madre advierte: «Si uno no le cae atrás a los muchachos, uno no saca nada». 

Y parece que sacaron, además de un buen atleta, a un excelente ser humano.

«Me siento muy orgullosa de él. Ese muchachito mío era tremendo»Eridania PinalesMadre de Cristian“

Sus familiares tienen en alta estima al peleador. Es buen hijo, hermano, nieto y buen sobrino, coinciden su madre, la abuela, su tía Felicia Yosaira Well y su hermano Alberis Adames Pinales.

Precisamente fue por Adames Pinales que Franklin conoce el boxeo. Alberis es hermano menor y quien tenía interés en los puños enguantados. Su hermano se interesó, aunque comenzó un poco inestable con asistencias irregulares.

Eso ocurrió hasta que un día el entrenador, Silverio Peguero De Aza le exigió más responsabilidad. Igual ocurrió con el baloncesto. «Lo rescatamos» de ahí y luego a la selección.

Una vez ya dedicado al boxeo, no todo fueron victorias. Su hermano, quien se mantenía ganando, un día se retiró por dedicar más tiempo al «Evangelio» y hoy es estudiante de ingeniería.

Alberis ganaba con frecuencia. Cristian, en ocasiones. Un día fue a un campeonato y ganó. Ahí llegó la racha ganadora, incluido los Juegos Nacionales Escolares, en Moca 2016 donde ganó el oro, medalla que aún conserva y la primera de muchas otras, exhibidas en su humilde pared de su casa en Villa San Carlos.

«Me siento más que contenta y satisfecha y primeramente con Dios, porque cuando tienes un campeón olímpico, es del mundo y eso nada más lo hace Dios», señala Rosa Well.

Todos en la familia reconocen el gran trabajo realizado por Peguero Well con Pinales. Al nivel de, aún siendo jovencito, llegar al mediodía para controlarle la cantidad de ingesta. 

fuente diario libre