El ministro de Deportes y Recreación, Francisco Camacho, reaccionó emocionado tras la disciplina de boxeo asegurar dos medallas olímpicas en París 2024, “los primeros cheque tienen nombres, no le vamos a poner monto porque sabemos que vas a llegar al oro” expresó el representante de la cartera educativa.

Con tal euforia saludó el ministro de Deportes y Recreación, Francisco Camacho, al boxeador Cristian Javier Pinales, escasos minutos después de asegurar la segunda medalla de bronce para la República Dominicana en los Juegos Olímpicos de París 2024.

La frase hace alusión al monto de ocho millones de pesos que el Gobierno de Luis Abinader ofreció a cada atleta que gane una medalla de bronce, diez a los que logren plata y 15 millones para los que se cuelguen un oro en la cita parisina.

“Tu tienes once millones de dominicanos que te están apoyando, tira para adelante y a descansar. Igual a Alcántara, que ya sus cheques tienen nombres, sin el monto todavía”, le acotó Camacho a Pinales vía telefónica, desde un repleto salón James Rodríguez  del Miderc que celebró, gritó, pujó y aplaudió cada golpe que propinaron los dos boxeadores y las respectivas alzadas de brazos triunfantes como si estuvieran en “ring side” del escenario olímpico.

“Me siento muy bien, bastante bien”, respondió Pinales a la felicitación inicial de Camacho. “Gracias, gracias, muchísimas gracias… Dios mediante”, reaccionó el pugilista de los 80 kilogramos a las últimas palabras del ministro, que estuvo acompañados de invitados especiales, como el nuevo ministro de la Juventud, Carlos Valdez; el director del Idecoop, Franco de los Santos; el presidente del Pabellón de la fama del Deporte Dominicano, doctor Dionisio Guzmán, entre otros.

La primera medalla para el país en París 2024 la aseguró el escurridizo zurdo Yunior Alcántara, que obtuvo una  decisión dividida (3-2), ante el español Rafael Lozano, división -51 kilogramos.

Instantes después, Cristian Javier Pinales dominó también por decisión a Gabrijel Veocic, de Croacia, en los 80 kilogramos, para concretar así las esperanzas del país de alcanzar los metales en los Juegos Olímpicos, con posibilidades de cambiar de color hasta llegar al oro.